Este miércoles se informó sobre la muerte del exlíder del Cártel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, quien se encontraba pagando una condena en una cárcel de Estados Unidos.
El capo de 83 años, estaba preso en una cárcel de ese país desde el 3 de diciembre de 2004. Fue el 9 de junio de 1995, hace 27 años, cuando las autoridades colombianos lograron la captura de Gilberto Rodríguez Orejuela, conocido como “El Ajedrecista“, jefe máximo del Cártel de Cali.
Fue encontrado oculto dentro de un armario en una casa del norte de Cali, cuando en ese entonces tenía 56 años de edad y hasta ese momento, era el hombre más buscado del mundo.
El Bloque de Búsqueda dio con el paradero del poderoso narcotraficante que llegó a ser tan fuerte en el mundo de la mafia que no vaciló en hacerle frente a Pablo Emilio Escobar Gaviria, jefe del Cártel de Medellín.
Además, su visión gerencial del delito también lo llevó a montar una red internacional capaz de lavar más de 7 mil millones de dólares anuales movidos por el Cártel de Cali, organización delictiva que producía el 80 por ciento de la cocaína comprada por 60 millones de consumidores de Estados Unidos.
Su poder y capacidad comercial y económica le permitieron levantar un emporio económico sin antecedentes.
Gilberto Rodríguez Orejuela y su relación con políticos y periodistas
Además, para posar de hombre no violento, compró la conciencia de docenas de políticos, periodistas, policías, militares y empresarios. Incluso su organización infiltró la campaña presidencial de Ernesto Samper, con 6 mil millones de pesos colombianos, hecho que dio origen al llamado “proceso 8 mil”.
“Yo me inicié en el tráfico de estupefacientes -confesó ante la justicia- a través de amigos que me propusieron este negocio”, contó.
El carrusel de sobornos que “El Ajedrecista” construyó a nombre del Cártel de Cali, tocó a todas las esferas del país. Desde funcionarios públicos de bajo nivel hasta importantes empresarios, pasando por periodistas, futbolistas y reinas de belleza, entre otras personas.
Como si fuera poco, y más grave aún, sus sobornos llegaron hasta el mismo corazón de la democracia colombiana. En los libros de cuentas que la mafia tenía, y que fueron encontrados por el Bloque de Búsqueda, aparecieron relacionados congresistas colombianos.
En la investigación de las autoridades, a pesar de la rotunda negativa de parlamentarios de haberse beneficiado con dinero del cártel, se encontró lo contrario.
Por ejemplo, que algunos senadores y representantes habían ideado una triangulación de giros para cubrir sus nexos con la mafia; se hallaron registros de cuentas de empresas fachada del cártel con las campañas políticas.
Traslado de las drogas
El Cártel de Cali operaba con traficantes previamente contratados, quienes trasladaban la droga a una bodega y la camuflaban entre los listones de madera para luego iniciar el segundo itinerario con destino final a Estados Unidos.
En poco tiempo, se sumó una flota de aeronaves, que comenzó a volar entre los Llanos Orientales, Guatemala, Panamá y México, donde camuflaban la cocaína entre verduras frescas, postes de cemento y café tipo exportación y que inundaban las calles de Nueva York, Miami, Los Ángeles, Houston, Chicago y Nueva Orleans.
Vínculos de Gilberto Rodríguez Orejuela con el Señor de los Cielos
Paralelamente y en sociedad con su hermano Miguel y hombres de la talla de José Santacruz Londoño y Hélmer Pacho Herrera, lanzó una ofensiva para multiplicar las rutas de la droga en América Latina.
Fue así como surgieron poderosas alianzas con la mafia peruana y boliviana, así como con los cárteles mexicanos de Juárez, Sinaloa y El Golfo, en especial con el hoy desaparecido capo Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”.
Esas alianzas estratégicas, según la DEA, el FBI y las autoridades de Colombia, convirtieron a Gilberto Rodríguez Orejuela, en el máximo jefe del Cártel de Cali, organización acusada de ser la responsable de introducir el 80 por ciento de la cocaína consumida en Estados Unidos, es decir más de 500 toneladas.
Los cálculos de las autoridades binacionales señalaban que el capo, quien en su vida de pobre dependía de las propinas recibidas por llevar medicamentos a domicilio, llegó a mover anualmente más de 7 mil millones de dólares.
Hasta finales de 1994, Rodríguez se movía en Cali y sus alrededores como pez en el agua. Tenía a su servicio una red de informantes que incluía la mayoría de oficiales, suboficiales y policías de la capital del Valle.
Con información de El Universal
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