Por Adriana Varillas
Los arrecifes de Quintana Roo se están muriendo, en silencio y cada vez más rápido, lo que significa que las playas están en riesgo y también los millonarios recursos que genera el turismo de buceo y el que viene a disfrutar de la arena, el mar y el sol.
Además del calentamiento global, de la contaminación del mar y del cúmulo de nutrientes provocado por la descomposición del sargazo que recala masivamente en las playas, colonias enteras de corales están muriendo aceleradamente a causa de una nueva enfermedad que acaba con su tejido vivo y los deja, literalmente, en los huesos.
No exagero. La voz de alerta se dio hace dos semanas, en voz de la asociación Arrecifes Saludables, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)
El padecimiento fue descubierto y documentado por primera vez, hace cuatro o cinco años, en arrecifes de la Florida, en Estados Unidos y comenzó a detectarse en corales de Puerto Morelos y Cozumel durante el verano pasado.
La bióloga, Maricarmen García, comentó anoche, en un espacio académico, que en el último año le ha tocado “bucear con cadáveres”, con referencia a la cantidad de corales muertos que ha observado en sus inmersiones. El tema es una tragedia, dijo ante especialistas, organizaciones civiles, académicos, científicos y autoridades.
Marisol Rueda, de Arrecifes Saludables, indicó que la cobertura de coral promedio, actualmente alcanza de 12 a 15 por ciento, mientras que la cobertura de algas que asfixian el coral, es superior, de 24 a 26 por ciento.
Esas algas se alimentan de los nutrientes que genera la contaminación por aguas residuales o por el sargazo en descomposición, cuya marea impide la oxigenación del agua y el paso de la luz, lo que termina afecta negativamente a los corales.
La doctora Anastazia Banaszak, alertó sobre la deficiente calidad del agua de mar, como el principal factor que provoca la mortandad de los arrecifes de coral, a falta de drenaje y tratamiento adecuado, además de fenómenos como el aumento de la temperatura media del mar que estresa a los corales y los blanquea.
La especialista presentó ayer en el Planetario de Cancún, un par de Guías para explicar a políticos y maestros cómo restaurar corales, como parte de un proyecto que inició hace 12 años.
Banaszak, García y Rueda, coinciden en que el acelerado deterioro de este majestuoso ecosistema ya no sólo demanda acciones de conservación, sino de restauración, a riesgo de perder el arrecife.
Las Guías son una síntesis, amigable, sencilla, de un complejísimo y vasto trabajo de investigación, que explica qué es un arrecife, qué son los corales, cómo se reproducen, cuáles son sus amenazas, cómo se restaura y cuáles son las buenas prácticas que se pueden aplicar en las escuelas para no dañarlo.
El tema no es menor. Los arrecifes de coral son los formadores naturales de las playas. El turismo de buceo y el de sol y playa, son la base que sostiene la economía de un millón 500 mil personas, aquí.
El arrecife es nuestra barrera contra huracanes, es alimento y sitio de anidación de peces y es, ante todo, un enorme ecosistema vivo que debe ser preservado para beneficio y disfrute de las próximas generaciones.
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