Quintana Roo suma en el primer semestre del año poco más de 16 mil delitos, conforme al reporte semestral del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
De ellos, mil 900 fueron delitos contra la vida, entre homicidios y lesiones, secuestros, casos de tráfico de menores, rapto y otros delitos que atentan contra la libertad personal.
A ese índice delictivo se añaden 319 delitos sexuales, entre abuso, acoso, hostigamiento, violación, incesto y otros. También los 9 mil 774 delitos contra el patrimonio, como robo en sus diferentes modalidades, 692 fraudes, 52 extorsiones, 232 casos de abuso de confianza, los mil 800 casos de daño a la propiedad privada y los 324 despojos.
Destacan además los 2 mil 251 delitos contra la familia, de los cuales mil 856 fueron por violencia familiar o los 22 delitos contra la sociedad, como se cataloga a la trata de personas y la corrupción de menores.
Hasta ahora el gobierno del estado se había centrado en combatir el dramático escenario delictivo, con armas, equipos, patrullas, policías y millones de pesos invertidos, incluido el arribo de la Policía Federal, la Gendarmería y el Ejército.
Sin embargo, ayer fue presentada en Cancún, una estrategia distinta, un nuevo Modelo de Prevención, cuya aplicación estará a cargo de la Secretaría de Gobierno y de la Secretaría de Desarrollo Social y no de los cuerpos de seguridad, ministeriales y judiciales, como ha venido ocurriendo.
El modelo pretende, según se explicó, atender las causas de la violencia familiar y urbana, de la inseguridad, de la delincuencia y de la corrupción, desde la raíz, es decir, atendiendo los factores estructurales del fenómeno y reconstruyendo el tejido social, deteriorado según la visión de algunos y destruido, en opinión de otros.
Atendiendo a la ciencia criminal, en el discurso gubernamental queda entendido que las causas que generan la violencia y la delincuencia, no son resultado de la disposición hacia ambas conductas, sino de la pobreza, la desigualdad, el subdesarrollo y la carencia de cohesión de la comunidad.
Por ello, el modelo, que asocia Seguridad con Desarrollo Humano, abre un nuevo frente para combatir de fondo la problemática, no sólo aplicando castigos legales o económicos, sino promoviendo una cultura del Estado de Derecho, Legalidad y Derechos Humanos.
Busca fortalecer la autorregulación de las y los individuos, la regulación social y la responsabilidad ciudadana para desarrollar hábitos seguros, desalentar conductas de riesgo y aumentar su resistencia a involucrarse en actos violentos e ilegales.
El contenido de la estrategia va más allá de lo que yo puedo decirle en breve. Por ello la invitación hoy, es dar un paso para informarnos e involucrarnos más sobre este Modelo de Prevención, que de entrada resulta interesante, pero que resultará insuficiente sin la participación de usted, de nosotros, y de todos en esta casa común.
